miércoles, 21 de febrero de 2018

Los efectos de una infidelidad en tu interior


Las relaciones extramatrimoniales (estables, permanentes o reiterativas) son, por definición, los desfalcos sentimentales más ruines; traen consecuencias psicológicas enormes debido a su alta dosis de premeditación y alevosía. Es como un incendio fuera de control: no importa lo que haya en su camino, va a arrasar con todo. El problema es que el incendiario, siendo consciente de los daños producidos y teniendo la capacidad de controlar el siniestro, le sigue echando más leña al fuego. No estamos hablando de justificar una aventura casual y aislada, sino de marcar una diferencia fundamental en la manera de ser infiel. 


Momento terrible aquel cuando se descubre que la pareja, a quien tanto se ama, abrió una sucursal afectivo/sexual a nuestras espaldas. Muy pocos eventos estresantes generan tantas repercusiones negativas y tan variadas. Marido, mujer, hijos, amigos, familiares, amado y concubina, todos se ven afectados y entran en este infame revolcón: ¡No queda títere con cabeza!

La infidelidad es una de las principales causas de separación y violencia al interior de las familias. Si tenemos en cuenta que la duración promedio de una relación de amantes oscila entre 1 o 2 años, es fácil imaginar los desastres, las desventuras y los demandes ocasionados en tanto tiempo. No existe un armazón tan duro como para soportar tal ataque emocional.

Aunque el infiel experimenta un cóctel de sensaciones dolorosas (culpa, miedo, reproches, inseguridad), la víctima del engaño sufre mucho más. 

Cuando se descubre la traición, aparece un enredo emocional difícil de precisar: depresión, resentimiento, ira, hostilidad, ansiedad, decepción, venganza, envidia, soledad, aislamiento, frustración y una baja fulminante en la autoestima. La opción de no saber qué pasa tampoco es muy lisonjera, porque de todas maneras se percibe el alejamiento afectivo y la frialdad de la pareja, la infidelidad puede ser invisible, pero siempre se siente. Hay una sospecha encubierta, una vocecita que susurra al oído: “Algo anda mal”.

Pero el ataque más impactante de la infidelidad lo sufre la confianza. La lealtad sufre una paliza despiadada y te llevas ambas manos a la cara mientras te ahogas en el asombro de la mentira inesperada: “Ya no sé si podré confiar nuevamente en ti” o “¿cómo fuiste capaz de herirme de esa manera?”

La certeza de estar con alguien confiable es fundamental para establecer cualquier vínculo interpersonal saludable. Si queremos entregarnos verdaderamente y construir una buena relación de pareja, los humanos necesitamos un entorno emocional seguro. Si no obtenemos esta garantía primaria, el amor comienza a patinar.

A esta sensación de sosiego y tranquilidad afectiva la llamamos confianza básica y sólo se puede alcanzar cuando se cumplen los siguientes criterios fundamentales dentro de la relación de pareja:
"Estarás ahí cuando te necesite".
"Me protegerás cuando sea necesario hacerlo".
"Serás sincero en lo fundamental".
"Nunca, en ninguna circunstancia, me harás daño intencional".

El compromiso de lealtad afectiva gira alrededor de estos cuatro elementos, los cuales suelen ser tácticos, no negociables y ni siquiera discutibles. Los cuatro, ni uno, ni dos, ni tres: cuatro. Cuando alguno de ellos se irrespeta, resultas "durmiendo con el enemigo".

Si le pides a un amigo guardar un secreto importante y él, luego de asumir el compromiso, lo divulga solapadamente ¿qué pasaría con la amistad? ¿Qué harías tú en en los zapatos de tu amigo? ¿La amistad continuaría? Posiblemente, le concedas otra oportunidad, pero tal vez ya no sería lo mismo. ¿No se habría resquebrajado algo en tu interior? ¿Volverías a creer en él? ¿Le darías nuevamente tu voto de confianza? Difícil, ¿verdad? Cuando la persona amada nos decepciona, la consecuencia parece inevitable y natural: un rayón en el disco duro y una alteración en la confianza básica.

No se puede traicionar de manera indolora. Si violas el compromiso fundamental - aunque adornes con arandelas, música, disculpas y defensa - producirás dolor.

Algunos sostienen que si el amor es mucho, podrían perdonar la típica aventura (aislada, inesperada, intrascendente), obviamente, si no se repitiera. Otros más ortodoxos, jamás la disculparían: no habría indulto posible. Dos posiciones, dos maneras de amar. No obstante, lo único seguro, es que si la convicción y la seguridad de poder contar con el otro dejan de existir, el amor se vuelve insostenible.

La infidelidad puede llegar en cualquier momento, tan sorpresivamente que suele agarrarnos fuera de base, con la guardia abajo. Seguramente, tú, tus amigos, familiares o conocidos han experimentado el devastador paso de una traición en sus vidas. Sea como víctima o verdugo, el rastro emocional es profundo. ¿Habrá alguna solución o medida preventiva contra la infidelidad? ¿Podría existir un antídoto capaz de curar el dolor de una infamia amorosa? Una buena técnica para alejar la tentación de ti y de tu pareja es aprendiendo a vivir el amor saludablemente, identificando esos elementos que permiten evitar comportamientos enfermizos. Si quieres vivir la experiencia de un amor constructivo en pareja y alejar al máximo la aparición de un o una amante

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